El céntrico estado de Guanajuato es conocido por ser el lugar en el que fueron descubiertos multitud de cuerpos momificados que fueron hallados en uno de sus cementerios.
Cuenta la historia que en el año 1830 una terrible epidemia asoló el país siendo Guanajuato el epicentro de tan fatídica peste que se cobró un gran número de víctimas. Se dice que la enfermedad paralizaba a sus afectados haciéndoles dar la sensación de que habían fallecido. Con tal de evitar una mayor propagación y contagio de la enfermedad los familiares se apresuraban en enterrar a las víctimas de tan devastadora enfermedad.
Pero lo más desgarrador de este suceso es que una vez enterrados los cadáveres, muchas de estas personas despertaban dentro de sus ataúdes y tras una insufrible agonía morían asfixiadas, no sin previamente haber padecido la más invivible desesperación.
Este es el motivo por el cual, al ser desenterrados estos cuerpos debido a que en México diversos son los cementerios en los que se requiere el pago de por derecho a sepultura a fin de preservar las tumbas de los difuntos en los camposantos. En 1865 del Panteón de Santa Paula se exhumó el primero de los cuerpos momificados de esta localidad, debido a que la fosa en la que se hallaba el cadáver no tenía ningún registro de pagos. Se trataba del médico francés Dr. Remigio Leroy.
Parece ser que debido a las condiciones que reúne el subsuelo de Guanajuato los cuerpos quedaban momificados de forma natural debido a los altos niveles de nitratos y alumbre del lugar. Fueron más de cien los cuerpos exhumados en cuyas expresiones de pánico y horror puede verse el sufrimiento que tuvieron que soportar previamente a fallecer.
Un gran número de los cuerpos desenterrados pueden ser visitados en la actualidad ya que se encuentran expuestos en el Museo de las Momias, ubicado en la capital de Guanajuato. Un edificio remodelado en el año 2007 en el cual pueden visitarse las momias que están expuestas atrayendo a un gran número de visitantes a este museo de los horrores.
El museo cuenta con más de cien momias de hombres, mujeres y niños. Todas las momias presentan un buen estado de conservación y permiten contagiarnos del misterio y el horror que transmiten sus tétricos rostros.